4 de agosto de 2009

Graduación


1º Capitulo Adriel

Nunca había tenido motivos para odiar a alguien hasta el punto de desear su muerte y desaparición de este mundo, pero desde hace casi un año, me habían sobrado motivos para desear la total desaparición de mi padre, Lord Ralis, el quería y ordenaba que me casara con Lord Thal, un hombre perteneciente a la realeza al que el pueblo llamaba ''Paladín Oscuro''. De pie en la sala de estar de mi casa y teniendo frente a frente a mi padre por fin, casi no podía contener mi furia y dolor al decirle.

-No puedo creer que me obligues a casarme con Lord Thal padre, ¿que te he hecho para merecer semejante castigo?.

-No lo consideres un castigo hija mía, Lord Thal es un hombre apuesto, rico y atento. Estoy completamente seguro de que cuidara muy bien de ti. -Madre no hubiese estado de acuerdo contigo en esto, jamás habría permitido que me casaras con el Paladín Oscuro.

-¡¡Silencio!!, no te refieras a Lord Thal de esa manera grosera y descortés. Mi padre me miraba enfadado, su rostro se había vuelto purpureo debido al enfado y sus ojos del color del jade tan parecidos a los mios me devolvían una mirada cargada de cólera y frustración.

Yo en el fondo sabía lo que le ocurría a mi padre, yo le recordaba demasiado a mi difunta madre, Lady Claire. Físicamente yo era igual a mi madre, salvo por los ojos, mientras que los de mi madre eran del color del cielo los mios eran la viva imagen de los de mi padre, y eso a mi padre le dolía, sabía que me quería pero el dolor causado por la ausencia de mi madre era demasiado fuerte para permitir mi presencia en la mansión.


-Sea pues padre, esto es la guerra.


Salí del salón de recepción como una exhalación y subí rápidamente las escalera que conducían a mis aposentos,a mi espalda continuaba escuchando la perorata de mi padre pero necesitaba estar sola y pensar, pensar como escapar esa noche, necesitaba acudir a la torre de Bellandhir, pues su abuela Magere la archimaga de la torre, iba a nombrar me hechicera de 1ª orden debido a mis logros y progresos conseguidos desde los 5 años de edad.
De pronto la puerta se abrió suavemente y mi cuerpo se tenso imperceptiblemente, por suerte al abrirse la puerta solo se veía el inocente rostro de mi hermana Silenia.


-Silenia cariño,¿que haces aquí?

-Os he escuchado a ti y a padre discutir hace poco.


Sonreí a medias al mismo tiempo que mi dulce Silenia se acercaba a mi rodeando mi cintura con sus brazos a modo de abrazo pues solo contaba 8 años en aquel entonces, yo devolví ese abrazo apretándola junto a mi, pues en esos momentos me precia que ella era la única que estaba de mi lado en aquellos momentos. al levantar la cabeza pude ver el rostro de mi hermana, había heredado los ojos de nuestra madre pero salvo ese pequeño detalle su figura era la misma que la de las mujeres de la familia de mi padre.


-Siento que hallas tenido que escuchar la discusión entre padre y yo.

-No quiero veros pelear Adriel, os quiero mucho a los dos y no me gusta veros en ese estado.

-Lo se cariño, pero padre no entra en razón, aun sigue empecinado en casarme con Thal y yo no estoy dispuesta a correr esa suerte.

Acariciando dulcemente la cabellera dorada de mi hermana se me ocurrió una idea para escapar de la mansión aquella noche para poder ir a la torre.

-Silenia...¿tu me quieres verdad?

-Con todo mi corazón hermana.


-Entonces...¿me harías un gran favor?


-Si, por supuesto, ¿en que consiste?


-Veras...-Sonreí ante la perspectiva de una aventura de tal calibre y susurrando para darle un toque de secretismo al asunto le conté todo a Silenia- Esta noche debo ir a la torre de la abuela Magere y se que padre esta tan enfadado que jamas me dejaría salir, pero es importante que acuda esta noche.


-Entiendo, pero...¿cual es mi papel en tu plan?


-Veras, usare un hechizo para duplicar tu aspecto y mientras tu ilusión esta durmiendo plácidamente en su cama, tu dormirás en mi cama para que padre no sospeche que me he escapado.


Silenia sonrió pícaramente, con esa característica sonrisa suya y asintiendo con la cabeza me dio un beso. Yo sonreí pues con ese simple gesto que no revelada nada a nadie mas Silenia me había dicho todo lo que yo necesitaba saber sin decir una sola palabra. Ella se dio la vuelta y salio de mi habitación cerrando la puerta tras de si y sonriendo susurre con un hilo de voz.

-Esta noche, sera una gran noche padre, tanto si quieres como si no.

Me acerque a la ventana contemplando el vasto territorio que se abría ante mi ojos, casas por doquier, el mercado de la ciudadela, a lo lejos asomando de forma imponente la punta de la torre blanca de hechicería acariciando el azulado vientre del cielo, los vastos bosques que circuandaban los alrededores, las murallas erigidas hacía cientos de años por los hechiceros para proteger la cuidad de ataques de monstruos y asesinos.
Puede que la ciudadela de Orondalis no fuera una de las mas ricas y cuidadas del reino, pero era una buena cuidad, las calles estaban limpias, los campesinos estaban sanos y bien alimentados, los campos estaban llenos de ganado, y los niños reían, jugaban y estudiaban sin ninguna preocupación dentro de los muros de la ciudad.
Volví a la realidad bruscamente, pues me había quedado ensimismada pensando el lo que pasaría esa noche, el cielo se estaba tiñendo en esos momentos de tonos anaranjados, rosa pálido y violetas...la noche se acercaba, y con ella mi oportunidad para huir en cierto modo y acudir a mi cita en la torre.

-No debo levantar sospechas.


Baje tranquilamente las escaleras con aire sereno, como si el suceso acontecido aquella tarde en el salón de la mansión no fuera nada mas que un hecho imaginario que nunca había ocurrido, al llegar al pie de las escaleras me encontré con Silenia, quien me miró a su vez como si la conversación de aquella tarde en mis aposentos nunca hubiera ocurrido, se acerco a mi y me cogió la mano con aire sereno mientras entrabamos al salón para cenar.
Mi padre estaba sentado a la cabecera de la mesa y al vernos entrar a mi y a Silenia pude ver en su mirada un gran cariño y amor, que quedo reemplazado en seguida por la férrea determinación que tenia por casarme.

-Queridas, sentáos, la comida esta casi lista -mi padre sonrió tiernamente y me senté.

-Buenas noches Papa -Silenia rió alegremente y se tiro en brazos de mi padre para darle un beso.

-Buenas noches mi niña -en ese momento mi padre clavo sus ojos en mi y con tono de reproche me dijo- y tu,¿no saludas a tu padre?.


-Buenas noches padre -pude ver en sus ojos la decepción que supuso que mi saludo no fuera igual de efusivo que el de Silenia, pero aunque quería a mi padre con todo mi corazón no iba a permitirle salirse con la suya en ese asunto.


-Silenia cielo sientate.

En el instante en que mi hermana tomo asiento las puertas del salón se abrieron dando paso a Lord Thal, en ese instante clave mis ojos en mi padre y una expresión de triunfo asomo a sus ojos, sin que el lo supiera ese gesto había hecho mas que con cualquier discusión que pudiéramos haber tenido, pues esa noche era importante y la aparición de aquel petimetre allí dificultaba las cosas, pero yo no me iba a rendir.


-Buenas noches Lord Ralis, buenas noche Lady Adriel - Thal clavo sus negros ojo en mi y sentí un escalofrío al ver lo que transmitía esa mirada, adoración,lujuria y algo más que no supe descifrar.

-Buenas noches hijo, bienvenido, te esperábamos para cenar, por favor que sirvan la mesa.

No podía creerlo, aquel al que llamaban Paladín Oscuro estaba en mi casa, y no podía hacer nada, mi padre hubiera montado en cólera y tampoco podía usar mi magia para alejarlo pues mi padre descubriría lo de mis poderes, me sentía atrapada y frustrada.

Thal se acercaba decidídamente a ocupar el sitio a mi lado y cuando pidió permiso para sentarse a mi lado lo ignore adrede, estaba enfadada con el y conmigo misma, pues cuando entro en la sala no pude evitar apreciar sus cabellos del color del trigo en contraste con aquellos ojos tan negros, supuse entonces que lo de Paladín Oscuro se debería a sus ojos....o a su oscuro corazón.

-Adriel sois mas hermosa de lo que vuestro padre aseguraba, ahora que os he visto deseo conoceros mas a fondo.


Ese mas a fondo no me gusto nada y le clave una mirada cargada de veneno, pero mi padre carraspeo y en ese momento los sirvientes servían la cena, así que tuve que contener mi lengua si no quería una pelea con mi padre, y debido a mis intereses para aquella noche, lo ultimo que necesitaba era una charla con mi progenitor hasta altas horas de la madrugada.

Dirigí mi atención a la comida por si tendría algo inusual, solo probé un poco de patatas hervidas y algo de carne asada, no tenia el estomago para nada mas, estaba demasiado nerviosa, así que me levante con la escusa de encontrarme cansada y retirarme a la cama y Silenia dijo que quería que yo la arropara aquella noche así que la tomé de la mano y me dispuse a salir del salón, una vez al pie de las escaleras y fuera del campo enemigo sonreí a Silenia agradecida y nos disponíamos a subir las escaleras cuando Thal me agarro por la muñeca derecha.

-Esperad lady Adriel, querría hablar con vos unos minutos si sois tan amable.

-Esta bien, si no hay mas remedio - mire a Silenia y le dije que subiera y me esperara.


-Gracias por vuestro tiempo mi Lady.

Continué subiendo las escaleras con aquel tipo pisándome los talones, pero no tenia opción, no quería montar una escena por si padre nos escuchaba y me armaba una bronca por haber sido ''descortés''.
Una vez arriba me gire en dirección a el provocando un revuelo de cabello y faldas.

-Y bien,¿que deseabais Lord Thal?


-Primero,que no me tratéis de usted, llámame Thal por favor.

-Esta bien - ni muerta lo haría pero bueno debía hacer mi papel.

-Quería hablar con vos de nuestra boda -dijo sonriendo.


-¿Boda?,¿que boda? - pensé que iba a matarlo en aquel momento, que iba a desparramar su sangre sucia por la alfombra que adornaba las escaleras pero por suerte que pude contener.

-¿Como?, ¿Vuestro padre no os ha dicho nada?, que raro...me dijo que lo había hecho.

-Aa... ¿el de la boda eráis vos?, pues siento comunicaros que rechace la oferta, mas concretamente, antes muerta que casada con 18 años de edad.

-Pero...es una muy buena edad para casarse, estáis en la flor de la vida.

-Por eso mismo -dije con aire jovial- bueno por eso y porque no quería casarme con el llamado ''Paladín Oscuro''.

Al decir aquellas palabras una llamarada de furia asomo a su oscuros ojos y me agarro por el brazo fuertemente.


-Yo os enseñare quien es el ''Paladín Oscuro''.

En aquel instante creí que me iba a pegar,pero no fue así, lo que hizo fue acercar sus labios a los mios y marcarlos a fuego como diciéndose y diciéndome a mi misma que seria suya pasara lo que pasase, quizás me hubiera asustado menos si en vez de besarme me hubiera golpeado, en realidad el beso no fue desagradable, pero a mi no me atraía el Conde ni nadie en esos momentos así que no sentí nada,solo un leve cosquilleo en los labios.
Enfadada lo aparte de mi y quitando un mechón de cabello de mi cara lo mire con desprecio.

-¿Como os atrevéis...?.

El sonrió arrogantemente y se fue escaleras abajo silbando una alegre melodía. Imbécil, estúpido y arrogante engreído, fue todo lo que pensé en aquel momento,me acerque al cuarto de Silenia echando humo por las orejas y al verla me calme milagrosamente, me concentre atentamente y pronunciando unas palabras en lengua desconocida apareció por arte de magia una réplica exacta de mi adorable hermana, la vestimos rápidamente con un pijama suyo y la acostamos en la cama donde se quedo dormida en cuestión de segundos pues se lo había ordenado yo.
Tras haber hecho esto oculte a Silenia en mis faldas y llegamos a nuestro cuarto sin encontrarnos con ningún criado ni con nuestro padre, así que una vez dentro Silenia se estiro en la cama y la arropé amorosamente depositando un beso en su frente, me coloque una capa negra encima de el vestido gris que llevaba y me acerque a la venta.

-Adiós hermana, reza por mi para que todo salga bien.


-Así lo haré Adriel.

-Cierra la puerta del cuarto con llave, para que nadie entre.


-Entendido.

Silenia se levanto haciendo lo que le pedí y volvió a tenderse en la cama una vez hecho.
Le dedi que una sonrisa y salí al alféizar de la ventada, una vez fuera cerré la ventana y comencé a bajar por la enredadera que crecía en el muro, había luna nueva, perfecto, así podría salir mas fácilmente de los muros de la mansión y nadie me vería, absolutamente nadie.
Me acerque silenciosamente al muro, y tanteando en la oscuridad durante un par de minutos, finalmente di con la pequeña puerta que estaba oculta por la maleza, sonriendo abrí con cuidado la puerta y abandone los muros.
Una vez fuera de la mansión y los muros que la rodeaban me coloque mejor la capa y me puse la capucha para ocultar mis facciones, comencé a caminar rápidamente hacia la torre de Hechicería, que por suerte solo se encontraba a unos 100 metros aproximadamente de la gran mansión en la que yo vivía, y así llegue a los15 minutos a la torre, donde un apuesto soldado hacía la guardia en las puertas de aquella majestuosa edificación.

-Alto..¿quien va?

-Soy yo soldado...Adriel...-conteste quitándome la capucha para que viera mi rostro.


-Mi lady...-dijo el pobre hombre avergonzado abriendo los ojos como platos al verme- bienvenida, la gran archimága de la torre la esta esperando, adelante.

El muchacho se dio la vuelta y me precedió ,haciendome traspasar las puertas de entrada que se cerraron solas a nuestra espalda, aquel chico me condujo por un laberinto de pasillos lujosamente decorados, con tapices en las paredes, adornos en las columnas y retratos de magos y brujas celebres.
Finalmente se paró frente a unas puertas dobles de roble macizo a las que aporreo suavemente con su puño, tras hacer esto las puertas se abrieron magicamente dando paso al despacho de la Archimaga de la torre Bellandhir, Magere mi querida abuela.
Entre con aire respetuoso y el soldado me quiño un ojo sonriendo y dandome la enhorabuena, tras esto cerro las puertas y nos dejos solas por lo que yo me acerque al escritorio, en el cual estaba Magere quien levanto la cabeza al oir el ruido y cuyos ojos de un azul identico a los de Silenia, se iluminaron al verme entrar.

-Adriel querida, me alegro de que hallas podido venir...¿como lo has hecho?.

-Tu sabes perfectamente como lo he hecho maestra, pues puedes ver el pasado...asi que no disimuleis.

-Oh mi niña, estoy tan orgullosa de ti, ven a mis brazos ahora mismo.


Mi abuela abrio sus brazos para recibirme y yo me lance de cabeza entre ellos, tras lo cual nos fundimos en un abrazo en el cual solo se entendia la voz de mi abuela contanto lo orgullosa que estaba de mi y lo mucho que me habia hechado de menos desde mi ultima visita, unas semanas atras, de pronto se separo de mi y me miro seria.

-Esta usted lista señorita de North

-Si maestra, estoy lista para lo que me espera esta noche.

Al pronunciar estas palabras mi semblante estaba serio, tras decir aquello mi abuela se dio la vuenta recogiendo unas cosas y salimos del despacho, tras lo cual nos dirigimos a un salon para actos especiales como el que habria esa noche, al llegar allí encontra a otras mujeres...hechiceras por lo que deduje al ver sus prendas....pero no todas eran de aqui.

Pude reconocer a una mujer muy bonita, la archimaga Aria, de la cuidadela proxima a la nuestra, aquella mujer y mi abuela se conocian desde pequeñas, por eso recorde quien era, al verme sonrio alegremente y me deseo suerte silenciosamente, peros las demas mujeres...no me sonaban de nada, por sus ropajes pude deducir que eran maestras de hechiceria..al seguir avanzando me quede en blanco, pues ante mi tenía a una mujer hermosisima, de cabellos como el oro a la altura de las caderas y unos ojos de un azul intenso con una tunica de color celeste palido, al apartarse el pelo de la cara pude ver sus orejas y me quede boquiabierta...aquella mujer era una elfa, con razon era de una belleza casi irreal.
Finalmente mi abuela se paro dirigiendose a todas las mujeres reunidas en aquella habitacion...habia un total de unas 12 hechiceras y todas escucharon a mi abuela con aire solemne.

-Queridas...estamos esta noche aquí, para nombrar a Adriel de North hechicera de la 1º orden por los logros conseguidos a lo largo de su vida, puedo asegurar que se ha convertido en una de las mejores alumnas que han pisado esta y cualquier escuela de hechicería humana.


-¿Adriel?....tiene nombre de elfa..¿acaso lo es?.


La mujer que pronuncio dichas palabras fue la que yo juzgue como elfa, y no me equivoque, pues se aparto elegantemente el pelo de los hombros y pude contemplarla abiertamente.

-No Rowena, la señorita de North no es elfa, sino humana- respondio mi abuela paciente.

-Pero, quizás su estirpe descienda de elfos...¿quién sabe?


-Si, podría serlo por lo poco que sabemos....en fin hermanas colocaos en círculo por favor y tu Adriel colocate en el centro si eres tan amable.


Asintiendo me coloque en el centro del círculo hecho por las hechiceras y entonces todo empezo a suceder, mi abuela empezó a pronunciar unas palabras en lenguage arcano, palabras que yo entendia debido a mis estudios de hechiceria...y a su voz se unian la de las demás hechiceras, las mujeres mantenian las manos unidas y de esa unión empezaban a salir chispas de colores, verde, azul, dorado, violeta...muchos.
Una especie de esfera se iba formando sobre mi cabeza, era una esfera de energía de un color dorado anarajado precioso, mientras las mujeres seguian con el rito de iniciación, y asi estuvieron un par de minutos más, pronunciando hechizos y juramentos, cuando finalmente pararon mi abuela me miro fijamente y pronuncio una pregunta dirigida a mi.


-Adriel de North , ¿juras respetar el código de las hechiceras, usar tus poderes y habilidades siempre para ayudar y nunca para sembrar el caos y propagar el bien por la tierra? Con la barbilla levantada en actitud orgullosa y un tono de voz firme y solemne conteste decidida a la pregunta.

-Lo juro.


Entonces la esfera de energía empezo a descomponerse y fue introduciendose en mi interior poco a poco a través del pecho, las hechiceras me miraban con aire solemne esperando el fin del ritual, cuando la última chispa de la esfera huvo entrado en mi cuerpo cai de rodillas al suelo con un terrible dolor en el pecho, las mujeres se acercaron a mi sonriendo.


-Enhorabuena Adiel, has pasado el ritual, que era una prueba en si, si tu juramento huviera sido falso habrías perdido tus poderes cayendo inconsciente al suelo, pero has sido sincera y has pasado la prueba- Rowena fue quien dijo estas palabbras soriendo.

-Enhorabuena mi niña, acabas de convertirte en una hechicera en toda regla, ahora eres como nosotras, una bruja de 1º orden y además hechicera, disfruta de tu nuevo cargo porque trae sus responsabilidades, y muy pronto las averiguarás-mi abuela me miraba fijamente y yo solo pude responder.

-Haré todo lo que este en mi mano para cumplir mi papel.

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