4 de agosto de 2009

Orolux


2º Capítulo Adriel

Tras el ritual tuve unas palabras con mi abuela, la cual me dio un libro que supuestamente había pertenecido a una raza de elfos durante muchas generaciones, pero mi madre Claire lo había hallado y se lo había entregado a su madre Magere.
Aquella noticia me sorprendió gratamente, pues siempre había pensado que mi madre había vivido toda su vida reprimiendo su autentica naturaleza, mi abuela me contó que mi estirpe procedía de elfos, que hacia muchos años una dama elfa se había enamorado de un antepasado mio llamado Ranulf, un caballero semihumano que había luchado valientemente ayudando a los elfos en una sangrienta batalla contra un clan de hombres lobo que había en la zona.

Y de esa unión habían nacido ella y mi tío Alaris, un nómada que viajaba de cuidad en cuidad en busca de aventuras y de repente todas las piezas encajaron y obtuve respuesta a mis dudas.Al porque los hombres que miraban a mi abuela o a mi se quedaban sumamente intrigados y nos miraban fijamente, al porque poseíamos esa singular don para la magia y todo lo que era sobrenatural, al porque me atraía tanto la naturaleza...porque yo poseía esencia élfica.

Guarde el libro y me dirigía a la puerta cuando se abrió violentamente y entro un chico de unos 16 años, casi sin aliento que me miraba fijamente a mi.

-Debéis iros mi señora.


-¿yo?,¿porque?.

-Porque se ha extendido por toda la cuidad el rumor de que os han secuestrado.


-Secuestrado...seguro que Thal ha difundido esa absurda noticia porque teme que la gente piense que me he fugado de casa para no tener que casarme con el...que patético es.


Me gire mirando a mi abuela como buscando un inútil pero esperanzado intento de que me dirigiera algo con relación al futuro.

-Lo siento, pero sabes que no me esta permitido revelar nada en relación con el futuro.


-Lo sabía, pero por intentarlo no perdía nada, ¿no crees?.


Sonreí picaramente y me encamine hacia la puerta,mi abuela me dijo que cogiera su caballo prestado del establo, me dio una bolsa con algo de dinero y al bajar a el establo la cocinera me dio un fardo lleno de comida y un mapa por si las moscas.


Agradecí a todos su ayuda y salí disparada como alma que lleva el diablo de la torre Bellandhir, pero mi suerte iba a durar poco, pues a las puertas de la cuidad había apostados un par de guardias que vigilaban el escaso transito por no decir nulo, que había a esa horas de la noche.


Bajé de mi caballo atándolo a una valla cerca de las puertas de la ciudad, me quite la capa quedandome simplemente con el vestido que llevaba, el cual era de fina tela de algodón y de un color celeste pálido.


-Muy bien, si mis ''encantos femeninos'' no funcionan , tendré que usar la fuerza bruta.


Me acerque a la puerta y al verme aquellos pobres estúpidos me miraron con la boca abierta, me acerque a ellos y fingí que tenia mucho calor, así que poco a poco fui deshaciendo los cordones del escote de mi vestido, los pobres ilusos se quedaron tan ensimismados que dejaron caer las espadas que tenían en las manos y solo sabían mirarme embobados.


Ya son mios, pensé. Pero no lo eran en absoluto, uno de los estúpidos me reconoció pues esa misma tarde había estado en mi casa acompañando a Thal, intento darse la vuelta para dar la voz de alarma tocando la campana pero yo fui mas rápida que el, pronunciando unas palabras en lengua arcana, lance un conjuro a los guardias y ambos quedaron tendidos en el suelo en un estado entre el sueño y la inconsciencia.

-Lo siento mucho chicos, pero no me habéis dejado alternativa.


Me acerque a ellos y les quite el dinero que llevaban encima para que pareciera que un ladrón los había atacado.


-Felices sueños.


Volví al lugar donde estaba mi caballo y tras ponerme la capa y subir en el me lancé a galope tendido atravesando la espesura, sin mirar una vez hacia atrás, sabia que no iba a echar de menos mi anterior vida y que quizás lo único que llegaría a extrañar seria a Silenia y mi querida abuela Magere, pero todo eso ya formaba parte del pasado, mi única misión ahora seria la de frustrar todos los planes de Thal, por mi bien y el bien de todos los cuidadanos del reino.

Mi anterior vida quedaba atrás, a partir de ahora iba a empezar a vivir de verdad. ¿Pero por donde podía empezar?, quizás en la ciudadela de Oronlux, pues Aria era la archimaga de la torre de hechiceria Thortelor, y seguro que ella podría darme alguna pista de por donde empezar, bien sabia yo que todas las archimagas o sino todas, la gran mayoría de ellas, estaba en contra de los deseos del Paladin Oscuro.

Así que eso es lo que iba a hacer, me dirigiría velozmente a Oronlux, la cuidad natal de Aria Betancourt, la mejor amigo de mi difunta madre, según mis cálculos la ciudadela estaba a un día y medio de camino, así que para el día siguiente sobre el mediodía o aso habría llegado allí, antes que los guardias de Thal, que aun no sabían siquiera si había salido de la ciudadela, aunque tarde o temprano descubrirían a los dos guardianes de la entrada.

-Espero que los encuentren más tarde que temprano. Vamos Arión, debemos partir lo mas rápidamente posible.

Azucé a mi caballo y pronuncie las palabras de un hechizo que hicieron aparecer una bola de luz del tamaño de una manzana que alumbraba los necesario para no perdernos de noche. Hecho esto partimos rumbo a Oronlux...donde mi destino me seria revelado de una vez por todas.


No sabia cuantas horas llevaba cabalgando, pero el en horizonte ya se podían apreciar los tímidos rayos del sol matinal, ya quedaba poco, dentro de unas horas llegaría a mi destino, estaba entusiasmada, pues nunca había salido de la ciudadela, salvo aquella vez en la que fui con mi padre a un pueblo de la costa y creí detectar en un niño la esencia demoniaca, pero eran mas débil de lo normal, así que no sabia si era medio demonio o no, o si simplemente estaba bajo influjo de un verdadero demonio, la verdad es que lo seguí, pero no pude detectar nada anormal en el.

Pero volviendo a lo que nos concierne, el sol ya estaba en lo alto y las murallas de Orolux se extendían ante mi, unas murallas blanquecinas, y por encima de ellas solo se veía la punta de la torre de hechicería de la cuidad, ya había llegado...solo tenia que esperar un poco mas...solo un poco mas.

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